Doce juegos con una baraja prestada (Spanish Only) by Martin Gardner- Book
"Mi experiencia y todo lo que sé sobre cómo hacer milagros con una baraja normal me llevan a afirmar que Martin Gardner, al compartir con la comunidad mágica esta recopilación de efectos cartomágicos, ha hecho una valiosa aportación a este arte.La si
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"Mi experiencia y todo lo que sé sobre cómo hacer milagros con una baraja normal me llevan a afirmar que Martin Gardner, al compartir con la comunidad mágica esta recopilación de efectos cartomágicos, ha hecho una valiosa aportación a este arte.
La simplicidad en los manejos, la originalidad y el entretenimiento de sus efectos le situarán entre los mejores expertos en esta especialidad.
Mágicamente,"
- Paul Rosini
El reconocimiento a la genialidad de Martin Gardner se extiende a muchos ámbitos, que abarcan las matemáticas recreativas, los acertijos, la labor de divulgación científica, la filosofía, la denuncia de las pseudociencias, la crítica literaria... incluso la literatura de ficción. Sin embargo, su aportación al ámbito del ilusionismo ha sido tremendamente infravalorada. La mayoría de los magos consideran a Gardner un gran recopilador de juegos de magia, siendo Encyclopedia of Impromptu Magic su obra magna. Pero esos mismos magos apenas ven en Gardner a un innovador, especialmente en el ámbito de la cartomagia
Ese era también mi punto de vista hasta hace un año, cuando se me ocurrió echar un vistazo a Doce juegos con una baraja prestada, una obra de Martin Gardner publicada en 1940. Desde entonces, este librito no ha dejado de figurar en los catálogos de las tiendas de magia; desde la primera edición, de Ireland Magic Company, hasta que tomó el relevo Magic, Inc., se ha ido reimprimiendo de forma continuada. Dada la reputación que tenía Gardner como recopilador de juegos, y siendo tan modesto el título de su libro, yo siempre había supuesto que se trataría simplemente de una colección de juegos fáciles para iniciarse en la magia. Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que Doce juegos con una baraja prestada era toda una colección de juegos excelentes y originales, merecedores de formar parte del repertorio de cualquier profesional.
Las pistas estaban ahí, solo tenía que haberlas mirado: Paul Rosini, en su breve prólogo, recomendaba la cartomagia de Gardner por su simplicidad, su originalidad y su espectacularidad; y Harlan Tarbell era el autor tanto de la portada como de las dieciséis ilustraciones que acompañan al texto. Magos de ese nivel no habrían colaborado en un simple refrito de juegos para principiantes.
En cuanto terminé Doce juegos con una baraja prestada me lancé a la búsqueda de Corta, la segunda - y más engañosa - colección de ideas cartomágicas de Martin Gardner, publicada en 1942 por Max Holden. En ella descubrí otra excelente selección de juegos. Entre las dos obritas se esconden veintinueve efectos cartomágicos originales y tremendamente prácticos. Algunos tienen una construcción exquisita, y muchos esconden técnicas e ideas muy valiosas. Algunos de los juegos, de las ideas y de las técnicas de Gardner han pasado a formar parte de los repertorios habituales de los cartomagos, aunque el nombre de su creador haya sido injustamente olvidado. Otros yacen todavía escondidos y merecen ser redescubiertos. Lo que escribo a continuación es una serie desordenada de comentarios sobre las ideas cartomágicas de Martin Gardner que pueden encontrarse en esas dos obritas suyas.
El primer efecto en Doce juegos con una baraja prestada es una versión del Triunfo. Aunque no se menciona a Dai Vernon en relación al argumento del juego, Gardner comenta que este efecto "es una invención cartomágica relativamente reciente". El método de Vernon no sería publicado hasta 1946, seis años más tarde, en la serie Estrellas de la Magia. En el manejo de Gardner se escogen tres cartas, que se invierten secretamente en el mazo mediante lo que parece ser una mezcla de cartas cara arriba y cara abajo. Antes de revelar las tres cartas invertidas, Gardner escribe: "Extiende la baraja sobre la mesa. No hagas una extensión amplia, y no presiones las cartas mientras las extiendes. Como las cartas con las caras enfrentadas tienden a adherirse entre sí, ¡es fácil que las tres cartas invertidas permanezcan ocultas en la extensión!"
Los lectores que conozcan la "Pad Spread", técnica de extensión ideada por Dan Tong en 1960 y publicada doce años después por Jerry Mentzer en Card Cavalcade (págs. 106 a 110) reconocerán el principio subyacente a esta técnica en la descripción de Gardner, escrita veinte años antes.
Avanzando un poco en Doce juegos, en un excelente efecto titulado "La carta al stop que nunca falla", encontramos el principio de la baraja Svengali aplicado a una baraja sin trucaje. Para forzar un Diez o una Jota, Gardner prepara una secuencia de quince cartas formada por los ocho Dieces y Jotas con siete cartas indiferentes intercaladas. Solicita a un espectador que diga "alto" cuando quiera mientras el mago va pasando una a una las cartas de la secuencia ordenada. No importa en qué lugar lo haga, porque siempre habrá un Diez o una Jota sobre la pila de cartas repartidas o sobre el resto del mazo. El mago hará que la carta adecuada parezca ser la carta designada por el "alto" del espectador. Esta inteligente estructura para el forzaje reaparecerá varias décadas más tarde cuando Richard Himber lanzó la baraja de forzaje 1-0-1, también conocida como «baraja de forzaje cinco estrellas», cuya invención suele atribuirse erróneamente a Al Koran. La baraja de Audley Walsh "El sueño del mago" y una baraja parecida de Al Koran también contribuyeron a la invención de la baraja 1-0-1. La de Gardner, sin embargo, es la referencia escrita más antigua que he podido encontrar de la aplicación del principio de la Svengali a una baraja normal.
En la pág. 47 de Doce juegos Gardner explica al lector cómo debe extender las cartas en abanico, para después "alinear [la carta clave] con la carta que está justo debajo de
La simplicidad en los manejos, la originalidad y el entretenimiento de sus efectos le situarán entre los mejores expertos en esta especialidad.
Mágicamente,"
- Paul Rosini
El reconocimiento a la genialidad de Martin Gardner se extiende a muchos ámbitos, que abarcan las matemáticas recreativas, los acertijos, la labor de divulgación científica, la filosofía, la denuncia de las pseudociencias, la crítica literaria... incluso la literatura de ficción. Sin embargo, su aportación al ámbito del ilusionismo ha sido tremendamente infravalorada. La mayoría de los magos consideran a Gardner un gran recopilador de juegos de magia, siendo Encyclopedia of Impromptu Magic su obra magna. Pero esos mismos magos apenas ven en Gardner a un innovador, especialmente en el ámbito de la cartomagia
Ese era también mi punto de vista hasta hace un año, cuando se me ocurrió echar un vistazo a Doce juegos con una baraja prestada, una obra de Martin Gardner publicada en 1940. Desde entonces, este librito no ha dejado de figurar en los catálogos de las tiendas de magia; desde la primera edición, de Ireland Magic Company, hasta que tomó el relevo Magic, Inc., se ha ido reimprimiendo de forma continuada. Dada la reputación que tenía Gardner como recopilador de juegos, y siendo tan modesto el título de su libro, yo siempre había supuesto que se trataría simplemente de una colección de juegos fáciles para iniciarse en la magia. Mi sorpresa fue mayúscula al descubrir que Doce juegos con una baraja prestada era toda una colección de juegos excelentes y originales, merecedores de formar parte del repertorio de cualquier profesional.
Las pistas estaban ahí, solo tenía que haberlas mirado: Paul Rosini, en su breve prólogo, recomendaba la cartomagia de Gardner por su simplicidad, su originalidad y su espectacularidad; y Harlan Tarbell era el autor tanto de la portada como de las dieciséis ilustraciones que acompañan al texto. Magos de ese nivel no habrían colaborado en un simple refrito de juegos para principiantes.
En cuanto terminé Doce juegos con una baraja prestada me lancé a la búsqueda de Corta, la segunda - y más engañosa - colección de ideas cartomágicas de Martin Gardner, publicada en 1942 por Max Holden. En ella descubrí otra excelente selección de juegos. Entre las dos obritas se esconden veintinueve efectos cartomágicos originales y tremendamente prácticos. Algunos tienen una construcción exquisita, y muchos esconden técnicas e ideas muy valiosas. Algunos de los juegos, de las ideas y de las técnicas de Gardner han pasado a formar parte de los repertorios habituales de los cartomagos, aunque el nombre de su creador haya sido injustamente olvidado. Otros yacen todavía escondidos y merecen ser redescubiertos. Lo que escribo a continuación es una serie desordenada de comentarios sobre las ideas cartomágicas de Martin Gardner que pueden encontrarse en esas dos obritas suyas.
El primer efecto en Doce juegos con una baraja prestada es una versión del Triunfo. Aunque no se menciona a Dai Vernon en relación al argumento del juego, Gardner comenta que este efecto "es una invención cartomágica relativamente reciente". El método de Vernon no sería publicado hasta 1946, seis años más tarde, en la serie Estrellas de la Magia. En el manejo de Gardner se escogen tres cartas, que se invierten secretamente en el mazo mediante lo que parece ser una mezcla de cartas cara arriba y cara abajo. Antes de revelar las tres cartas invertidas, Gardner escribe: "Extiende la baraja sobre la mesa. No hagas una extensión amplia, y no presiones las cartas mientras las extiendes. Como las cartas con las caras enfrentadas tienden a adherirse entre sí, ¡es fácil que las tres cartas invertidas permanezcan ocultas en la extensión!"
Los lectores que conozcan la "Pad Spread", técnica de extensión ideada por Dan Tong en 1960 y publicada doce años después por Jerry Mentzer en Card Cavalcade (págs. 106 a 110) reconocerán el principio subyacente a esta técnica en la descripción de Gardner, escrita veinte años antes.
Avanzando un poco en Doce juegos, en un excelente efecto titulado "La carta al stop que nunca falla", encontramos el principio de la baraja Svengali aplicado a una baraja sin trucaje. Para forzar un Diez o una Jota, Gardner prepara una secuencia de quince cartas formada por los ocho Dieces y Jotas con siete cartas indiferentes intercaladas. Solicita a un espectador que diga "alto" cuando quiera mientras el mago va pasando una a una las cartas de la secuencia ordenada. No importa en qué lugar lo haga, porque siempre habrá un Diez o una Jota sobre la pila de cartas repartidas o sobre el resto del mazo. El mago hará que la carta adecuada parezca ser la carta designada por el "alto" del espectador. Esta inteligente estructura para el forzaje reaparecerá varias décadas más tarde cuando Richard Himber lanzó la baraja de forzaje 1-0-1, también conocida como «baraja de forzaje cinco estrellas», cuya invención suele atribuirse erróneamente a Al Koran. La baraja de Audley Walsh "El sueño del mago" y una baraja parecida de Al Koran también contribuyeron a la invención de la baraja 1-0-1. La de Gardner, sin embargo, es la referencia escrita más antigua que he podido encontrar de la aplicación del principio de la Svengali a una baraja normal.
En la pág. 47 de Doce juegos Gardner explica al lector cómo debe extender las cartas en abanico, para después "alinear [la carta clave] con la carta que está justo debajo de